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Eligiendo un color: el tono

Hola amiguitos y amiguitas. 

Cómo hace poquito hablé de los narradores hoy quiero traeros un tema que tiene bastante que ver y que cuando escribimos solemos pasar por alto, muchas veces porque lo hacemos de forma automática: el tono.


Y qué es el tono, preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Y tú me lo preguntas? El tono eres tú... No, ahora en serio. Si los narradores eran quienes estaban en una fiesta y te la contaban desde su punto de vista, el tono es el modo en el que nos la cuentan. El tono es la inflexión en la voz y el modo particular de decir una cosa según la intención del hablante. El narrador, como todas las personas (¿el narrador es una persona?) puede expresar la misma idea de mil formas diferentes. Usar distintas palabras para contar lo mismo o las mismas palabras pueden cambiar totalmente de significado si cambia el tono. 

La analogía más clara para este aspecto de la narración es sin duda con la gama cromática. Probablemente por eso se llama "tono" a ambas cosas. Al igual que en la pintura, en la literatura vamos a tener dos hermosas gamas con las que vamos a poder jugar. 

Tonos fríos

Pensemos en azul, que aunque es un color precioso sigue siendo el color frío por antonomasia. Los relatos pintados en tonos azules tienen las siguientes características:
  • El narrador no se implica emocionalmente, solo expresa lo que está ocurriendo de forma impersonal y externa. Por eso se suele combinar con el narrador cámara del que hablamos el otro día.
  • Frases claras y concisas, el objetivo es dar una información, no irnos por las ramas como me gusta hacer a mí. Predominio de las frases simples y las afirmaciones tajantes.
  • Escasez de figuras retóricas... ay con lo que me gusta a mí una buena anáfora.
  • En casos muy al límite se usa el lenguaje científico.
Volviendo a nuestra fiesta. Un narrador con tono frío nos contaría quienes bailaron juntos, quienes se quedaron junto a la mesa de la comida o quien se fue pronto a casa... No nos aportaría más datos que la verdad.

Tonos cálidos

En el lado contrario de nuestro arco iris tenemos el tono cálido o íntimo. Completamente contrario al anterior, y a veces muy cansino...
  • Las emociones del narrador están en primer plano, todo transcurre a través de la subjetividad.
  • La información puede ser intencionalmente confusa, dependiendo de lo que le esté pasando a nuestro sensible narrador.
  • Es muy frecuente el uso de figuras retóricas y abundan los adjetivos. En mi caso las anáforas, no sé que problema tengo.
  • El lenguaje se acerca al hablado o al poético, predominio de las oraciones compuestas.
En la fiesta nuestro narrador cálido podría hablarnos de que al ver a sus dos amigos bailando nuestro protagonista decidió irse a casa pronto porque se sentía solo. 


Pero bien sabemos todos que en esta vida no es todo blanco o negro, azul o rojo, carne o pescado, Pokémon o Digimon... ¡Y menos mal! Si todas las novelas usasen únicamente estos dos registros sería terrible. Una novela solamente escrita en tono frío sería un horror denso lleno de palabras raras y en el que no empatizarías con nada. Y si fuese todo lo contrario... ¡No avanzarías nunca! Estaríamos demasiado ocupados escuchando las desdichas de nuestro narrador... Y para eso pues vamos a Twitter. 

Nuestro trabajo como escritores es aprender a combinar ambos en su justa medida y cuando sea necesario. Si estamos en una pelea a muerte contra un dragón pues usaremos (paradógicamente) un tono frío que nos permita contar la batalla de un modo ágil. Y del revés... 

Además, para qué encasillarnos en estas dos cosas cuando nosotros mismos usamos infinidad de tonos cuando hablamos. Algunos ejemplos son estos, pero hay infinitas posibilidades:

Narración periodística: Archiconocida por A sangre fría de Truman Capote. Se acercaría a un tono frío ya que da prioridad a la información, pero incorpora figuras retóricas, adjetivos y otros elementos que acercan al lector.

Narración subjetivista: Usada por Valle-Inclán en su época modernista. Las afirmaciones están llenas de subjetividad, el narrador cuenta acciones pero desde un punto de vista propio y dando su opinión. Se acerca al espectro cálido.

Narración sarcástica: Usa el tono irónico, y gracias por existir ironía. Es uno de los modos más personales por lo que nuestro narrador va a tener una gran presencia (y carisma). Suele usarse en las comedias ya que su objetivo es provocar la risa en el lector. Pero en este tipo de tonos entra muy en juego la subjetividad del receptor y de él dependerá su comprensión. En mi opinión hay que ser un maestro para manejar el tono irónico como es debido.

La pregunta constante: Ay, este me gusta. Usa el tono conclusivo, es decir, nuestro narrador es un ser lleno de dudas y titubeos. Los expresa y hace al lector partícipe de ellos para poder implicarle emocionalmente en la historia. Hace interrogaciones y genera dudas sobre lo que va a pasar en la narración. Pero hay que saber usarlo en su justa medida. ¡Si no es un pesado!

Narración enfática: Si el anterior me gustaba este me encanta, creo que es de los que más uso. Usa el tono enfático y el narrador alza la voz. Es un narrador muy emocional que expresa sus sentimientos como sorpresa, ira, indignación... Los símbolos de exclamación son muy comunes y también recursos como la hipérbole (exageración). Tampoco conviene abusar de él... ¡Pero yo lo hago! ¡Ahora mismo lo estoy haciendo!

El tono y el narrador, la voz y el punto de vista, deben combinarse del modo más eficaz para nuestra historia. Podríamos pensar que a un tono cálido le va un narrador en primera persona y a uno frío en tercera... pero no tiene por qué ser así. El tono no es dependiente del narrador, son un equipo, no súbditos el uno del otro. Un narrador en primera persona podrá mantenerse frío ante una situación, siempre que esto sea verosímil. Y los narradores en tercera persona pueden ser muy cálidos, de hecho el 90% de mis narraciones son así debo de confesar.

En conclusión, como escritoras y escritores tenemos un objetivo. Dicho en tono frío:

Conseguir la eficacia narrativa.

En tono cálido:

Expresar nuestra historia.


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