¡Hola de nuevo!
Como dije ayer os traigo la segunda parte de mi guía para hacer personajes. Tengo la sensación de que me dejo algo importante así que no descarto que esto vaya a ser una trilogía. Pero por ahora continuamos por donde lo dejamos ayer.
Paso
4: El físico importa
No
hay que juzgar por el exterior pero el aspecto físico nos dice muchísimo de un
personaje. De nuevo no hablamos de los estereotipos de “la rubia guapa tonta”,
no. Hablamo
s de cómo la personalidad de nuestro personaje va a influir en su
aspecto físico. La ropa que suele llevar, el peinado, el modo de moverse o
incluso el olor puede darnos grandes pistas de cómo es sin ni si quiera tener
que presentarlo. Y esto también se puede usar para engañar al lector.
Estamos
hablando de aspectos que van más allá de si es rubio o moreno o tiene los ojos
azules. Por ejemplo: ¿tiene cicatrices? ¿Hay una historia detrás de esa
cicatriz? Puede que sí, o puede que simplemente sea porque de niño solía
pelearse, con eso ya estás contando bastante de cómo era su pasado y cómo puede
que sea ahora.
La
descripción de tus personajes es algo importante y, al igual que pasaba con la
personalidad, los detalles de la misma serán más importantes para ti que para
el lector. Yo creo, recalco el yo porque esto es solamente mi opinión, que las
largas descripciones que duran páginas y páginas sobran. Son largas y aburridas
porque no hacen avanzar la trama. Hay quienes intentan arreglarlo poniendo
hermosas metáforas y humildemente creo que es peor aún. En vez de eso a mí me
gusta y dejando pequeñas dosis de la descripción por la narración. Cuando el
personaje aparece por primera vez doy los datos que me parecen más importantes
para que el lector se imagine al personaje: color de pelo, piel, altura, peso…
El resto que vaya apareciendo de vez en cuando. Pero al lector de primeras le
va a dar lo mismo cómo tenga las manos un personaje, pero luego puede explicar
muchas cosas del mismo.
Para
ejemplificar lo de que el aspecto de un personaje dice mucho de su vida pondré
algún ejemplo propio:
“La chica esconde su cara entre sus
desgastadas manos. Parecen las manos de otra persona, demasiado mayores para
ella, como se las hubieran cosido al cuerpo.”
Gaelle, la
chica de estas manos, trabaja en una fábrica de tratado de telas en 1825, pasa
14 horas diarias con productos químicos y por eso sus manos deben coincidir con
su vida. No tendría sentido que sus manos fueran suaves.
“Tenía los ojos más azules que había visto
nunca, tan azules que simplemente parecían de mentira, como si alguien los
hubiese pintado exclusivamente para él.”
En este
segundo ejemplo no es tanto lo qué se describe como el cómo se describe. Los
ojos azules no nos dicen nada de por sí, los puede tener cualquiera. Pero este
personaje es un príncipe, alguien que ha podido tener todos los lujos que ha
querido y más. Hasta podría haber contratado a alguien para que le pintase unos
ojos.
Una cosa
que me encanta añadir en las descripciones y que he mencionado antes es el
olor. ¡Me encanta ponerles olores a los personajes! Dice muchísimo de cómo son
y que hacen en su vida. Y no tiene porqué ser a rosas precisamente. Algunos de
mis ejemplos son:
Margarita:
Una chica activa, moderna, algo agresiva que huele a tinte de pelo.
Andrés: Un
chico triste, melancólico que huele a tabaco.
Pomme: Una
mujer joven que vive en una buena ciudad y es nieta de la mayor eminencia del
país y huele a perfume artificial.
Abby: Una
alquimista a la que le encanta hacer experimentos y siempre huele a azufre y
aceite.
Cómo dije
antes, lo mejor para anotar todos los detalles tanto físicos como psíquicos es
hacer una ficha de personaje. También te recomiendo que busques imágenes para visualizar
tú mismo el aspecto de tu bebé. Si sabes dibujar mejor que mejor, si no
búscalas.
¡OJO! ¡SI
BUSCAS FOTOGRAFÍAS POR INTERNET RECUERDA QUE VAN A TENER DERECHOS DE AUTOR! NO
LAS PUBLIQUES SIN EL PERMISO DEL AUTOR NI LAS MODIFIQUES. ¡AL IGUAL QUE TÚ NO QUIERES QUE TE ROBEN TU
HISTORIA ELLOS NO QUIEREN QUE LES ROBES SU ARTE!
Paso 5:
Bienvenidos a La Voz
Para
acabar ya, que esto está quedando larguísimo, voy a hablaros de la importancia
de darle una voz reconocible a vuestro personaje. A no ser que estemos con un audiolibro
los lectores no van a escuchar las voces propiamente dichas, por eso deberían
ser capaces de reconocer quien está hablando en el diálogo sin necesidad de que
la autora o el autor lo aclaren todo el rato. Nuestro personaje deberá tener un
modo de expresarse acorde con su personalidad. No todos hablamos igual y por lo
tanto no todos los personajes hablan igual. El contexto en el que viven, su
nivel socio-económico o la época son factores que van a influir en el modo de
expresarse.
Para
ilustrarlo usaré dos personajes míos que se llaman no igual pero sí parecido.
Maxwell y Max.
Maxwell es
el de los ojos azules. Es el príncipe del reino de Dochama, un hombre en
apariencia frío y distante. Ha tenido una estricta educación desde niño. Esta
es su voz:
“—No os confiéis, mensajera. En cuanto logréis
hacer un bloqueo correctamente tenéis que contraatacar, si no tu enemigo
aprovechará para mataros. ¿Entendéis?”
Mientras
que Max nunca usaría un lenguaje tan elaborado. Él es un chico del barrio de La
Latina, hijo de obreros que lo han pasado bastante mal para que su hijo
estudie. Además tiene un carácter bastante temperamental:
“—1984 de George Orwell. Me ha costado mazo
poder comprarlo. Lo encargué hace dos meses por lo menos… y encima carísimo.
Los libros en braille no se venden en casi ningún sitio y en los pocos que lo
hacen tienen precios desorbitados. Esto de ser ciego no me renta.”
Estos son
dos casos completamente extremos pero podría poner más ejemplos. Hay quienes,
como yo, tenemos miles de muletillas o usamos frases hechas todo el rato. Estos
también son buenos recursos que se pueden usar para dar voces a nuestras creaciones (siempre que tenga sentido). No creo
que a nadie se le ocurra poner en un libro de fantasía a un personaje diciendo:
“es una full de Estambul.” Aunque
sería muy divertido. ¡Incluso las palabrotas pueden ser geniales para esto!
Mi opinión
es que cuantas menos aclaraciones se hagan en un dialogo mejor. Me parece que
es más fluido y más real. Pero para ello el lector debe de tener muy claro
quien tiene el turno de palabra en cada momento.
Y creo que
por ahora esto es todo. Hay cosas que creo que merecen un post para ellas
solitas así que ya os hablaré de ellas otro día. Espero que os haya gustado.
¡A
escribir!
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