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No somos musas, somos artistas

Buenos días, queridas y queridos. ¿Habéis empezado ya a escribir para el CampNaNoWriMo? ¡Porque yo no! Pero es que primero tengo que hablaros de la maravillosa tarde de ayer.


Ayer, gracias al gran trabajo y esfuerzo de Mundos Flotantes un grupo de escritoras tuvimos la preciosa oportunidad de participar en el primer encuentro de escritoras No Somos Musas. Una convocatoria abierta a todas las escritoras que quisiéramos formar parte de esta aventura. El objetivo de dicho encuentro era crear un círculo de sororidad (hermandad entre mujeres) y revindicar el papel de la mujer en el mundo de la literatura. 

El acto comenzó con un potente vídeo, obviando los fallos técnicos pues creo que una vez comenzó todos lo olvidamos. Yo, que soy más emocional que un anuncio de Navidad, ya empecé a lagrimar cuando el vídeo acabó con un contundente: NO SOMOS MUSAS. SOMOS ESCRITORAS. Y más cuando nuestra anfitriona, Boadicea, leyó un texto que ella misma escribió para el día de las escritoras. Me emocionaron muchísimo sus palabras porque se parecían muchísimo a las que yo escribí en Carta a una escritora venteañera. Me parece precioso que todas nosotras, sin conocernos, sin haber hablado apenas, tengamos sentimientos tan parecidos. Un mensaje tan parecido sobre lo que para nosotras significa ser escritora. También teníamos un extenso mensaje de Lucía Etxebarría que no pudo acompañarnos. 

Nosotras, las invitadas, comenzamos las lecturas de un modo muy original, bonito y emocionante. Boadicea empezó leyendo un texto al azar, la autora saldría al escenario y volvería a coger un escrito al azar. Y así hasta que todas leyésemos a otra compañera y otra compañera nos leyese a nosotras. De verdad, fue una experiencia increíble. No os puedo describir la sensación que me entró cuando Elizabeth Duval, pronunció la primera palabra de mi relato. Y por lo que pude notar a mi alrededor todas sentimos el mismo escalofrío al escuchar sus historias y poemas en la voz de otra. Solo había que ver los abrazos que nos dábamos sin conocernos de nada. Por lo menos yo quería comerme a Eli a besos porque los feelings eran reales. Fue de todos los momentos bonitos el más bonito de todos. 

Aquí ya pudimos notar, en nuestras propias gargantas, el talento de las demás compañeras. Que había muchísimo. Repartido de diferentes formas, poemas y relatos. Todos increíbles y diferentes. Después leímos cada una un texto nuestro. Y así fue mucho más fácil ponerle cara a las palabras. Desde luego había allí presente mucho potencial. De hecho yo sentía mis textos un poco perdidos, en parte porque el 90% de lo que se leyó eran poemas y los míos eran relatos. Pero bueno, ¡no es cuestión de echar por tierra mi trabajo! Todas dimos lo mejor de nosotras mismas. Y como dijo Boadicea, y como digo yo: Nuestras palabras importan. Por eso escribimos.

Lo único que todas lamentamos es que no hubo tiempo para homenajear a mujeres a las que admiramos. Todas habíamos elegido el texto de cualquier mujer a la que por algún motivo queríamos incluir en esta preciosa jornada. Yo había elegido un fragmento de La Corte de los Espejos de Concepción Perea. Lo escogí porque quería revindicar el papel de la mujer en géneros masculinizados como la fantasía, que como sabéis es mi género de cabecera. 

Fue una tarde preciosa de la que saco miles de palabras poderosas, emocionantes, sencillas, complicadas, delicadas... Palabras de todo tipo escritas por mujeres 14 valientes que no dudan en luchar por ellas. 


Sé que esto es solo el principio de 15 historias increíbles y que en el futuro una niña cogerá un boli y apuntará unos versos gracias a la tarde del día 31 de marzo de 2018. 


P.D: En estos días subiré los relatos que llevé yo para quienes queráis leerlos.

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